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Evaluar la información

La evaluación de un sitio web es un proceso fundamental para determinar su eficacia, usabilidad y rendimiento. Este proceso implica analizar y medir diversos aspectos del sitio web con el objetivo de identificar áreas de mejora y garantizar una experiencia positiva para los usuarios. La evaluación de un sitio web puede abordar aspectos técnicos, de diseño, contenido y usabilidad, entre otros.

En el análisis habitualmente se consideran factores como la velocidad de carga, la compatibilidad con diferentes dispositivos y navegadores, la accesibilidad, la estructura de la información, la calidad del contenido, la interacción del usuario y la eficacia de las llamadas a la acción. También se evalúa la alineación del sitio web con los objetivos comerciales o de comunicación de la empresa o individuo que lo gestiona, el posicionamiento en Google o resto de buscadores, etc.

En tu vida académica lo que realmente te interesa es la evaluación del contenido.

imagen decorativa de un check con caritas para evaluar

IMPORTANTE:
La información que se encuentra en Internet es de muy diversa calidad. Junto a excelentes trabajos académicos y datos exactos y actualizados, se encuentran muchísimas páginas llenas de especulaciones, inexactitudes, errores...

Para evaluar la fiabilidad de los recursos que localices puede ser útil que te plantees estas preguntas:

Autoría:

¿Quién es el autor? ¿Es el autor el creador de la información? ¿Aporta algún dato que avale sus conocimientos en la materia? ¿Proporciona alguna dirección de contacto? ¿La información está respaldada por alguna institución? En general, es preferible una fuente de la que se conoce el autor que una fuente anónima, y un autor que proporciona datos sobre su cualificación en la materia o está respaldado por alguna institución reconocida que alguien que no lo esté.

Actualidad:

¿Está la información puesta al día? ¿Aparecen fechas de creación? Especialmente en materias donde los cambios son constantes, como las ciencias o la tecnología, es fundamental asegurarse de que la información no está desfasada.

Propósito:

¿Cuál parece ser el propósito del recurso? ¿Informar, explicar, vender, persuadir...? ¿A qué tipo de público parece estar dirigido? Es importante distinguir entre hechos y opiniones y leer entre líneas para saber si la información contiene datos objetivos o apreciaciones personales.

Usabilidad:

¿Es fácil navegar por el sitio? ¿Están bien estructurados los contenidos? ¿Contiene herramientas de búsqueda? ¿Los enlaces son pertinentes? ¿Los enlaces funcionan? Aunque estas cuestiones no afecten a la calidad de la información, sí pueden influir a la hora de elegir entre una fuente y otra, ya que un recurso mal organizado puede darnos más problemas de los que nos solucione.

Contenidos:

¿La información se corresponde con mi nivel de conocimientos? ¿Se proporcionan datos y fuentes de referencia que nos permita comprobar la exactitud de la información o profundizar en el tema? Hay que valorar que el nivel de la información no es ni demasiado básico ni demasiado especializado. Es fundamental que se suministren referencias mediante las cuales contrastar y ampliar la información que nos ofrece la fuente.

Para saber más

Hay dos valores que nos pueden ayudar a la hora de establecer la calidad y la utilidad de una web:

  • La LUMINOSIDAD: el número de enlaces que parten desde este nodo hacia otras sedes web. Nos da una idea de la utilidad informativa del recurso.
  • La VISIBILIDAD: el número de enlaces que recibe la URL del recurso que queremos valorar. Nos indica, de una forma tácita, indirecta, la evaluación que otros hacen de este recurso.

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